Grupo de Estructuras de Datos y
Lingüística Computacional
Relaciones
morfoléxicas parasintéticas para el procesamiento del lenguaje natural
Prólogo, por
Dolores Azorín Fernández
Catedrática de Lengua Española de la Universidad de
Alicante
Es sabido que una lengua que no se renueva está abocada a la esclerosis
funcional, al cese inevitable de su capacidad para representar la realidad y de
permitir el intercambio comunicativo. Es por ello por lo que en las llamadas
“lenguas vivas” la capacidad de renovación se contempla como el más básico de
sus atributos inherentes.
De todos los componentes de la estructura de una lengua, el más proclive al
cambio es siempre el léxico. La perentoriedad denominativa impuesta por la
continua y acelerada transformación de los modos de vida en una sociedad
cambiante como la nuestra, la necesidad de denominar las realidades –materiales
o no– surgidas del avance de las ciencias y de las innovaciones tecnológicas y,
sobre todo, los nuevos modos de concebir el papel del individuo y sus relaciones
con la comunidad social a la que pertenece, constituyen el principal motor de la
neología léxica.
Es sabido, también, que la renovación del vocabulario y la periodicidad con que
ésta se produce no obedecen a ninguna ley inexorable emanada del sistema
lingüístico, sino que dependen de la interacción de factores externos al sistema
de índole socio-cultural, como los que antes hemos enumerado. Sin embargo,
aunque la “necesidad” del cambio no emane del sistema lingüístico, éste sí que
interviene, no obstante, proporcionando las herramientas necesarias que hagan
posible la creación de nuevas unidades léxicas. De hecho, la mayor “fábrica de
palabras” es la propia lengua, aunque también, a lo largo de la historia,
factores de prestigio o de estricta necesidad obligan a tomar prestadas formas
procedentes de otras lenguas de cultura.
Entre las diversas clasificaciones que existen de los procedimientos de
ampliación del léxico, una de las más extendidas y aceptadas se basa en el hecho
de que el significante de la unidad creada, esto es, la forma fónica o gráfica
de la palabra, sea completamente nuevo o, por el contrario, ya exista en la
lengua como tal. Se diferencia así la “neología de forma”, donde el significante
y el significado de la unidad léxica son enteramente nuevos, de la “neología
semántica” o de contenido, donde sólo el significado es nuevo. Para algunos
autores, sólo la neología de forma pertenecería al ámbito que tradicionalmente
se ha identificado como el dominio de la “formación de palabras” en una lengua
determinada. Ámbito no exento de controversias en la historia reciente de la
lingüística a partir, sobre todo, del surgimiento de la Gramática Generativa y
del posterior desarrollo de los distintos modelos a través de los que se ha ido
reformulando la teoría chomskyana.
Dejando a un lado las disquisiciones teóricas, el componente de la lengua en el
que “se fabrican” nuevos significantes para nuevos significados, viene a ser una
encrucijada entre los dominios de la morfología (derivativa), la sintaxis y la
fonología. Todos ellos coadyuvan en el proceso de formación de las unidades
léxicas que se integrarán, una vez creadas, en el componente léxico o lexicón.
El potencial creativo que estos procedimientos morfoléxicos tienen y su
importancia para el mantenimiento de la vitalidad del idioma han quedado
demostrados ampliamente en los diversos estudios que se han realizado a este
propósito, pero nunca con tanta precisión y visión de futuro, en cuanto a sus
posibles aplicaciones se refiere, como en los trabajos que el Grupo de
Estructuras de Datos y Lingüística Computacional (GEDLC) de la Universidad de
Las Palmas de Gran Canaria ha venido realizando a lo largo de estos últimos
años. De hecho, el presente estudio es el tercero de un conjunto de trabajos que
el GEDLC ha dedicado a la morfología derivativa del español. Si en los dos
anteriores se abordaban las relaciones morfoléxicas prefijales y sufijales, en
este último el objeto de estudio son los procedimientos morfológicos conocidos
como “parasíntesis”, es decir, aquellos que permiten crear una unidad léxica
nueva mediante la incorporación simultánea de un prefijo y un sufijo a una base
léxica o palabra ya dada.
Entendida así, la parasíntesis resulta ser un procedimiento extraordinariamente
productivo en español actual. Lo sorprendente es que, hasta la fecha, no haya
llamado la atención de los investigadores, al menos, no en la misma medida en
que lo han hecho otros recursos lexicogenésicos. De ahí el interés que despierta
el presente trabajo que viene a llenar un clamoroso vacío en el estado actual de
los estudios lexicológicos en el ámbito hispánico. Quizás la poca claridad o la
ausencia de una definición de contornos más netos del propio fenómeno
parasintético esté en la raíz de esa falta de atención que la comunidad
investigadora le ha dispensado.
Entre los problemas que suscita la parasíntesis como procedimiento para la
creación de nuevas unidades léxicas, se encontraría, por un lado, la
indefinición en torno a su categorización frente a los restantes procedimientos
morfológicos de ampliación del léxico. Algunos autores la ven como una más entre
las formas que adopta la derivación, por tanto, al mismo nivel que la
prefijación y la sufijación. Otros, por el contrario, la consideran bien una
variante de la prefijación, bien una mezcla de composición y sufijación. Por
otro lado, tampoco existe acuerdo en torno a la naturaleza y al número de los
elementos que intervienen como componentes en el fenómeno parasintético, ni
sobre el posible distinto papel que asumen en la conformación del neologismo
resultante.
El libro que tenemos entre las manos no pretende resolver los problemas de
índole teórica surgidos en torno a la parasíntesis, sino describir desde una
perspectiva sincrónica y de manera exhaustiva y precisa las relaciones
morfológicas parasintéticas que funcionan en el español actual. Ello no quiere
decir que los autores no tomen posiciones y se pronuncien acerca de los
presupuestos teóricos en que basan su investigación. Antes bien, en los
capítulos 1 al 5 (y parte del 6) se exponen los postulados básicos de la
morfología léxica y se acotan los conceptos de composición, derivación y
parasíntesis a partir de un enfoque que podríamos calificar como
“nocional-funcional”. Así mismo, se delimita con precisión el alcance que se da
en el estudio al concepto de afijo para posteriormente elaborar un corpus de
todos los segmentos que funcionan como tales en español, ya sean prefijales o
sufijales. Quedan excluidos del estudio los elementos prefijales o sufijales
compositivos, generalmente de origen greco-latino, cuya aportación sémica se
considera fuerte (bio- ‘vida’; foto- ‘luz’, etc.) y las apócopes que actúan como
falsos prefijos (tele-, auto- de televisión y automóvil, respectivamente) que no
formarían parte de las relaciones morfológicas parasintéticas, sino de la
composición.
Es importante consignar que, en el plano metodológico, todos los materiales
léxicos sobre los que se proyecta la parte analítica y descriptiva de esta obra
proceden del vaciado de un amplio conjunto de repertorios lexicográficos, a
partir del cual se ha confeccionado un extenso corpus de instancias léxicas,
conformado por 148 798 formas canónicas, esto es, vocablos con identidad propia
y significado institucionalizado susceptibles de aplicárseles o de haberles sido
aplicado en su formación algún mecanismo de derivación. Esta extensa base
documental es uno de los puntos fuertes de la investigación llevada a cabo por
los autores de este trabajo que avalaría los resultados y conclusiones que
ofrecen: 277 pares de combinaciones prefijo-sufijo, presentados por orden
alfabético y agrupados por los sufijos que participan en la creación de las
distintas formaciones parasintéticas. Para cada una de estas se proporcionan,
además, las reglas de formación, el significado que aportan al vocablo que actúa
como base, así como sus condiciones de uso.
Aunque el destino de este espectacular despliegue de datos sea convertirse en
una pieza más del utillaje lingüístico puesto al servicio de la mediación
comunicativa, como otras de las aplicaciones que los investigadores del GEDLC
han lanzado a la red, como lingüista, no puedo menos que agradecer a los autores
de esta obra el haberla querido presentar también en forma de libro, antes de su
transformación en herramienta informática, para que los resultados de su trabajo
puedan ser aprovechados por todos los que trabajamos en torno al léxico, a las
palabras de nuestro idioma, desde las distintas ramas en que hoy se escinden las
ciencias del lenguaje.27
- Junio - 2006Página
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